La afición a la ruta y el camino no tiene límites, como han demostrado cuatro cachoneros que acaban de finalizar la subida al mítico pico del Mulhacén, que cuenta con 3.479 metros de altitud.
Para alcanzar esta cumbre, han tenido que prepararse durante mucho tiempo en terrenos del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche para poder alcanzar el tono físico necesario. Moisés, Eulalio, Paquino y Sergio han culminado un sueño y un logro relevante que les anima a continuar con este hobby. Todo partió de un grupo de cachoneros aficionados al senderismo, que crearon un grupo dedicado a la práctica de este deporte. La media docena de interesados comenzaron a surcar las sendas del término municipal de Galaroza y de los pueblos de alrededor, se dedicaron a divulgar las excelencias de estos caminos y se integraron en la Asociación Cultural Lieva. Incluso pensaron en lanzar una app con los caminos cachoneros, pero ya el Ayuntamiento ha realizado iniciativas en ese sentido.
En realidad, en el fondo, estaban preparando el asalto a uno de sus hitos más ambiciosos: la montaña más alta de la Península Ibérica. Para afrontarlo, han tenido que estar ocho meses realizando rutas de entre 23 y 30 kilómetroscada una, concentradas en los fines de semana por razones laborales.
Muchas de las rutas escogidas en sus entrenamientos incluían elementos muy exigentes, como la subida al Cerro de San Cristóbal, repetidores de telefonía y zonas de montaña, con el objetivo de intentar simular un terreno con parecidas características del de la cordillera penibética.
De esta forma, cuando estuvieron seguros de estar preparados, tanto mental como físicamente, han emprendido viaje a Granada, para proceder a esta subida al Mulhacén. Ya en el Parque Nacional de Sierra Nevada, la primera fase se produjo el sábado 26 de junio, desde Trevélez al refugio de Poqueira, por su vertiente más exigente, El alto del Chorrillo. Ese día salvaron una distancia de 10.430 metros y una altura de 1.175 metros, comenzando a las 14.20 horas con 34 grados de temperatura y se llegó a las 19.10.
Tras pernoctar en el refugio, reemprendieron la marcha a las 6 de la mañana del domingo 27, siguiendo el accenso junto al cauce del río Mulhacén, en dirección a la Laguna del Majano. Disfrutando de las innumerables cascadas serpenteantes de este río, continuaron en dirección a la Laguna de la Caldera, situada a una altitud de 3.060 metros. Ya allí, en las faldas del pico más alto de la península, les esperaba el esfuerzo final y más difícil ya que esta ruta solo la suelen hacer senderista profesionales. Les separaban de la cima 422 metros, con un desnivel de 45-50º, siendo la zona más difícil de la ruta.
Afrontaron la subida final a las 9.05 horas y quince minutos más tarde consiguieron el objetivo soñado. El esfuerzo quedó inmortalizado con una fotografía en la que incluyeron su procedencia cachonera, mostrando orgullosos una bandera de Galaroza. En este momento afloraron sentimientos de emoción, de orgullo y de superación, ya que durante el recorrido surgieron dudas, lesiones y sufrimiento que hicieron peligrar el éxito final.
Pero la alegría y el disfrute en la cumbre del Mulhacén fue efímera, permaneciendo allí tan sólo 10 minutos, “ya que el frio y viento eran muy intenso y decidimos bajar”, afirma uno de los senderistas.
El descenso se produjo por la cara más turística y accesible, en dirección a Siete Lagunas. Desde allí, continuaron en dirección a Trevélez, localidad a la que llegaron a las 14.30 horas, un poco antes de lo programado y salvando una distancia de 19.450 metros.
La distancia total de espacios de montaña recorridos se acerca a los 30.000 metros, concretamente 29.880 metros, algo impensable hace unos meses para estos esforzados senderistas cachoneros que mezclan veteranía y juventud. Desde los 72 años de Paquino, hasta los 16 de Sergio, el gusanillo que recorre sus venas les ha dado una gran alegría, consiguiendo un hito que no muchos se proponen. Les quedan muchos caminos y logros por alcanzar, y a ello se dedicarán en lo sucesivo, sin dejar de divulgar junto a la Asociación Lieva los tesoros de los caminos de Galaroza y La Sierra. Esta subida va a reforzar la vertiente psicológica y de ánimo para continuar con su afición, ya que “a veces, es mucho más importante la preparación mental que la física”, confirma Eulalio. Para Moisés, es su segunda ascensión al Mulhacén, tras haberlo culminado hace diecisiete años.
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